Seis curiosidades de El último rayo de luz

Hoy vengo por este jovencísimo blog a hablar de mi libro. Y no por nada, sino porque una no se pasa dos años de su vida metida en cuerpo, alma y mente en una historia para luego empezar a escribir un blog y olvidarse de ella, ¿no?
Voy a contar un par de curiosidades de esas que de otro modo pasarían desapercibidas y que, en el fondo, son las que dan vida a la novela y arrancan sonrisas.
1. Uno de los besos está basado en hechos reales.

No puedo decir cuál es porque el protagonista real del asunto comparte todavía vida conmigo y le da un poco de vergüenza. Todos los besos de la novela son bonitos, pero hay uno que para mí siempre será un poco más especial y, a día de hoy, veintiún años después, todavía río y bromeo al respecto.
2. El coche que no se pudo arreglar

A Bet le encanta conducir, y Marc está ahí para cumplir todos sus sueños, faltaría más. Al inicio de la novela, este le cuenta la historia de cómo su abuelo compró un automóvil en Francia y tuvo que renunciar a él porque se le estropeó.
La anécdota está basada en un personaje real, Vicente Juan Ribas, que compró uno en la Exposición Universal de París de 1896 y se lo hizo llevar hasta Mallorca. Fue el primer automóvil en pisar la isla. Allí, su dueño se dedicó a lucir el artefacto hasta que se le estropeó y nadie fue capaz de arreglarlo, porque nadie tenía ni la más remota idea de cómo funcionaba. Podéis leer la divertida historia completa aquí.
Por cierto, el primer coche que se matriculó en España fue también en Mallorca, en el año 1900.
3. Marc, ¿alcalde borde? ¿Enemies to lovers?

Desde que surge la primera chispa creativa hasta que la novela toma su forma definitiva es común que quien escribe vaya dando tumbos de rincón a rincón de su imaginación en busca de la idea perfecta, la que cree que mejor va a funcionar.
En el caso de El último rayo de luz, Marc, el protagonista, iba a ser en principio el hijo del alcalde del pueblo y un poco antipático y borde, y la trama iba a arrancar con un par de encontronazos con Bet que convertirían la historia en un enemies to lovers de manual. Lo del hijo del alcalde quedó finalmente diluido en otro personaje, Marc es un encanto y nada más lejos de ese cliché. Lo cierto es que ya no puedo imaginármelo así…
4. El día que se hundió el Titanic

Esto no deja de ser una mera coincidencia, pero como fan absoluta de la película Titanic no pude pasar por alto el detalle. La línea de ferrocarril Palma-Sóller que aparece en la novela se inauguró el día 16 de abril de 2012, el mismo día que los periódicos de todo el mundo se hacían eco del hundimiento del transatlántico tras chocar con un iceberg.
5. Bet, arquitecta

En 1910, pocas mujeres en el mundo se dedicaban a la arquitectura. Es probable que Bet, mientras estudiaba, no tuviera ninguna compañera. De hecho, la estadounidense Julia Morgan fue la primera mujer en ser admitida en la Escuela de Bellas Artes de París para licenciarse en Arquitectura en 1902.
Si hacemos cuentas, ese es el mismo año en el que Bet llegó a París dispuesta a seguir a sus pasos y su ejemplo en esa misma universidad. Aquellas mujeres pioneras fueron unas auténticas valientes.
6. Mallorca, Sóller, y sus lazos con el Modernismo francés

Que Bet sea arquitecta tampoco es casual. Necesitaba que la profesión de la protagonista pudiera tener sentido en la Mallorca de 1910 y que, de alguna manera, pudiera dedicarse a ella en la isla. Por eso elegí el pueblo de Sóller para ambientarla, porque, aunque la influencia y la presencia del Modernismo francés y el art nouveau son potentes también en Palma, allí todo habría resultado más complejo (para Bet y para mí, je je).
Sóller es un pueblo de la Sierra de Tramuntana que hasta 1912 estuvo mejor comunicado con Francia que con la capital palmesana, y que en aquellos años recibía de vuelta a muchos mallorquines que habían emigrado años atrás al país vecino en busca de mejores oportunidades. Cuando volvían, algunos enriquecidos, decidían construir o reformar sus casas a la moda de Francia.
Si has leído la novela, seguro que has reconocido algunas cosas (me juego lo que sea a que ya has adivinado de qué beso hablo). Si aún no lo has hecho, te animo a que te des un paseo por aquí y le des una oportunidad. O, mejor aún, siempre puedes viajar hasta Mallorca.