NOVELA ROMÁNTICA HISTÓRICA: AMOR A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS

Hace un tiempo escuché a alguien decir que la novela romántica es en realidad un macrogénero, y no puedo estar más de acuerdo: romántica contemporánea, thriller romántico, erótica, new adult… Todo cabe dentro del género, y esa variedad es una de las características en las que radica parte de su éxito.

Pero es que ya si el protagonista es un hombretón de hace siglos, de aspecto salvaje, rudo y un poco sucio (pero de roña de la buena, de la de pelear por su amada y dormir al raso, ¿eh?), capaz de calentar a una mujer incluso surcando el frío Mar del Norte en un vistoso drakar, entonces la novela se vuelve tentadora hasta límites insospechados.

Y es que uno de los subgéneros más apreciados por las lectoras de romance es la novela romántica histórica. En ella, los acontecimientos históricos funcionan como un marco espacio-temporal en el que se sitúa la historia de amor y, de manera inevitable, influyen en sus características y en las de los personajes. No se trata de novelar la historia o de mostrar cómo esta condiciona a los protagonistas, como hace la ficción histórica, sino de explorar las relaciones amorosas en un tiempo muy distinto al actual.

Tomemos por ejemplo las novelas de Regencia, que, con toda probabilidad, son las que primero nos vienen a la mente al pensar en romántica histórica. Poco interesan los hechos históricos o políticos en la mayoría de ocasiones. Lo que de verdad importa es el modo en que se expresa el amor y cómo lo viven y expresan los protagonistas. Así, asistiremos a concurridos bailes en los que cualquier milord estirado caerá rendido ante la milady de turno, y a la que, si todo va como tiene que ir (es decir, contra toda norma social), acabará besando apasionadamente en algún rincón oscuro del jardín. El asunto acabará con un matrimonio y un imprescindible heredero, pero por el camino es probable que nos topemos con tés compartidos, madres casamenteras, duelos, dotes y títulos nobiliarios en entredicho, así como con damas dispuestas a perder la virtud en los brazos del guapo noble vividor que las hará despertar a los placeres de la carne. Un clásico entre los clásicos, que suele equilibrar drama y comedia, pero que no pasa de moda y parece tener cuerda para rato. Algunas de las autoras que mejor manejan el género son Lisa Kleypas, Julia Quinn o Nieves Hidalgo.

¿Y qué me decís de los highlanders? Sin duda, la historia de Escocia es fascinante, pero, me vais a disculpar, a ver quién se resiste a las pantorrillas musculosas que deja a la vista un kilt. No creo que haga falta recordar que debajo de este, y como le oí decir a un profesor de inglés hace poco “no Calvin, no Klein”. Es, sin duda, uno de los subgéneros más populares, y no es para menos: las maravillosas Tierras Altas escocesas son un marco incomparable para historias que suelen hablar de lealtad, de lazos familiares y, sobre todo, de odios entre pueblos (escoceses y sassenachs) que solo el amor verdadero logra superar. En ellas se da cabida a hombres valientes y tiernos a su pesar, y a mujeres fuertes y decididas capaces de mover montañas y highlanders con un pestañeo. Entre las autoras clásicas, destacan Julie Garwood o Kinley MacGregor, mientras que en España una de mis favoritas es Kate Danon.

Pero hay mucho más: la España del siglo XVII, la antigua China, el lejano oeste… Y, si no, siempre nos queda la opción de leer una buena novela romántica de viajes en el tiempo. ¿A dónde te gustaría ir? 

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